domingo, 17 de mayo de 2009

Los Primeros de la C

Llegaron hace catorce años y continúan hasta hoy

Foto: Mercado Santa Teresa, Urb. Monserrate.

Mercados. Imaginar un pasado sin ellos es impensable. ¿Cómo sería nuestro presente sin su pasado? Quizás, sin ellos, no existiría un antecedente para la historia de los minimarkets y los grandes supermercados.

En la última edición del diccionario de la Real Academia Española su significado es simple, claro y corto, este dicta así: “sitio público destinado permanentemente, o en días señalados, para vender, comprar o permutar bienes o servicios.” Para los más modernos también existe una definición. En la enciclopedia virtual Wikipedia el significado de la palabra mercado es: “recinto en el que se venden artículos de primera necesidad, generalmente alimenticios. Los mercados están formados por puestos individuales que ofrecen productos de diversa índole con predominancia de los productos frescos: carne, frutas, verduras, pescado, etc. Se instalan en el centro de los barrios o localidades.” Puede que está última explicación se acerque más a nuestra realidad.

Para María Angela Custidio Padilla, ama de casa de 58 años, la palabra mercado significa, “lugar donde voy a comprar, casi diariamente, mis productos para cocinarle a mi familia” y las palabras Mercado Santa Teresa le son aún más familiares pues las explica como “rinconcito cercano a mi casa a donde voy a comprar mis verduras y otros alimentos para mi hogar”.
Foto: Entrada al Mercado Santa Teresa.
El Mercado Santa Teresa es una Asociación de Comerciantes Minoristas (Aconmste), ubicado en la manzana C, lotes uno y dos de la urbanización Monserrate. Fue fundado el primero de agosto de 1995 por veinticuatro comerciantes minoristas, todos trujillanos y fueron los primeros en llegar a la zona. A sus inicios contaban con veinticuatro puestos, todos registrados en su planilla interna, pero con el tiempo se retiraron dos. Desde aquellos años su horario de atención es de lunes a domingo de seis de la mañana a tres de la tarde.


En la actualidad, con catorce años de creación, cuentan con veintidós puestos registrados y tres puestos no registrados oficialmente dentro sus planillas. Además se encuentran organizados bajo una junta directiva, presidida por Tomás García Álvarez, de 53 años, quien es uno de los fundadores del recinto, el que para gusto de su caseritos continúa con el mismo horario de atención.

El recinto, que es alquilado, tiene como rubro específico la venta de tubérculos, menestras, cereales, frutas, verduras, carnes rojas, blancas y pescado. Si bien el lugar es relativamente pequeño, a simple vista o quizás por ánimos de curiosear, se observa que existen varios puestos que expenden los mismos productos. “Es una de nuestras estrategias para generar competencia, hemos establecido que dentro del mercado como mínimo deben existir dos puestos por cada especia y como máximo cinco” , asegura sonriente García Álvarez.

García además comenta que, socialmente, no tienen ningún problema del cual quejarse y que por el contrario “viven” en un ambiente de tranquilidad y armonía debido a su buena organización. Con respecto a la limpieza del lugar, explica que “diariamente cada uno es responsable de dejar limpio y ordenado su puesto, pues la cuestión de aseo corre por cuenta de cada dueño de su espacio”.

Foto: Verónica Altanares limpiando el interior de su puesto.


Desde hace cinco hasta acá

Foto: Marcel Aguilar, vendiendo sus abarrotes.

Marcel Aguilar Castrejón, de 30 años, trabaja desde hace cinco años en el puesto de abarrotes de Julia Castañeda.

Su rubro específico de venta es abarrotes de primera necesidad como fideos, aceite, atunes, papel higiénico, azúcar, leche, arroz, etc., estos dos últimos son los que más compran los caseros.

Al preguntarle qué es lo más alarmante que ha podido pasar en estos años por la zona, que los afecte directamente, él comenta enérgicamente: “La competencia cada vez es mayor, los puestos individuales y minimarkets que ves aquí en frente cada día nos roban más clientes. Aún así uno siempre tiene sus caseros”.

Aguilar Castrejón explica que por ser ellos moniristas adquieren sus productos en mercados más grandes. “Los de los puestos de abarrotes nos abastecemos del Mercado Mayorista, y los de ventas de especies y verduras normalmente del Mercado Hermelinda. Las compras se realizan de manera individual, cada uno es responsable de su puesto”, asegura.

Mientras atiende a uno de sus “caseros”, y con un fondo de fuertes voces conversando alrededor Aguilar hace su último esfuerzo por realizar dos cosas a la vez y cuenta que aquí pasa de todo. “Lo más chistoso que me ha sucedido ha sido tener que hacerle entender a una señora que sus tomates olvidados por ella, un día anterior a su regreso para reclamarlos, tuvieron que ser echados a la basura, pues con el calor se habían malogrado”, (risas).

Foto: Reportera Cinthya Cabanillas en el Mercado Santa Teresa.

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